El sueño del Rey Karna–Vootra
Lord Dunsany
–La pasada noche vi con toda claridad a la majestuosa Vava–Nyria. Aunque estaba
parcialmente oculta por grandes nubarrones que continuamente pasaban por delante
de ella, dando vueltas a su alrededor, su rostro estaba descubierto y en él resplandecía
el claro de luna.
Le dije a ella:
–Pasea conmigo por los grandes estanques de la hermosa y llena de jardines
Istrakhan, donde flotan lirios que producen deliciosos sueños; o, descorriendo la cortina
de orquídeas colgantes, ven conmigo a través de un sendero secreto a la otra jungla
impenetrable que cubre el único paso entre las montañas que rodean a Istrakhan. La
cercan y la contemplan con alegría por la mañana y al anochecer, cuando los
estanques todavía no están habituados a la luz, e incluso, a veces, en su alegría,
derriten la fatal nieve que mata a los montañeros en las cumbres solitarias. Entre ellas
hay valles más antiguos que los pliegues de la luna.
"Ven conmigo allí o quédate aquí e iremos a tierras románticas, de esas que los
hombres de las caravanas únicamente evocan en sus canciones; o si no, pasearemos
indiferentemente por una tierra tan encantadora que incluso las mariposas que por ella
revolotean se asustan de su belleza al ver sus imágenes reflejadas en los estanques
sagrados; y por la noche oiremos a innumerables ruiseñores cantando a coro a las
estrellas hasta morir. Si te decides, enviaré heraldos lejos de aquí con noticias de tu
belleza, los cuales se apresurarán y llegarán a Séndara y hablarán de ella a los
hombres que cuidan los rebaños de ovejas marrones; y desde Séndara el rumor se
esparcirá por las dos orillas del río sagrado Zoth, e incluso los constructores de cercas
de las llanuras oirán hablar de tu belleza y la cantarán. Más tarde, los heraldos irán
hacia el norte atravesando las colinas hasta llegar a Sooma. Y en esa ciudad de oro
informarán a los reyes, sentados en sus arrogantes tronos de alabastro, de tu extraña e
inesperada sonrisa. Y, a menudo, tu historia será contada en mercados lejanos por los
mercaderes de Sooma, entre otros cuentos despreocupados con los que atraen a la
gente hacia sus mercancías."
"Y los heraldos llegarán incluso a Ingra, donde la gente está siempre bailando. Y allí
hablarán de ti, de manera que tu nombre será cantado en aquella alegre ciudad. Y
pedirán allí camellos prestados y atravesarán las arenas y, por caminos desiertos, irán
a la distante Nirid a hablar de ti a los hombres solitarios de los monasterios de las
montañas."
"Ven conmigo ahora, pues es primavera."
Y, cuando dije aquello, ella movió su cabeza, ligera aunque perceptiblemente. Y sólo
entonces recordé que yo había perdido la juventud y que ella estaba muerta desde
hacía cuarenta años.